EMPRESAS, RETOS LABORALES Y COVID 19
Las empresas de todo tamaño han sido retadas por el COVID 19. Cada sector de la economía, según su nivel de impacto económico por los cierres de las ciudades y las grandes cuarentenas, fue asumiendo el desafío.
Las primeras semanas de cuarentena hubo prisa, desespero, pánico, decisiones temporales y mucha confusión en los temas de relaciones laborales, no se sabía con claridad si había fuerza mayor, si se podía despedir, suspender, reducir el salario, hacer acuerdos directos.
Primero fue reglamentar a gran velocidad el trabajo en casa, que no era exactamente teletrabajo, era otra cosa, que en medio de la crisis demandaba inversión para instalar puestos de trabajo remotos. Pero ¿cuál inversión si no había ingresos?
Y las empresas que si tenían ingresos porque eran las premiadas de la pandemia, tenían que regular el riesgo sanitario de sus trabajadores, velar por ellos, capacitarse en todas las instancias para cambiar los sistemas de seguridad y salud en el trabajo, tarea que rápidamente nos llegó a todos.
Las empresas que perdieron sus ingresos totalmente, comenzaron un periplo lleno de obstáculos que aún no terminan. Primero suspendieron contratos de trabajo por unas semanas, decidiendo en medio de la crisis si la suspensión era con pago de un mínimo básico, sin pago, o con un bono, y cómo justificar tales decisiones ante el ministerio de trabajo previendo futuras quejas.
Luego llegaron los despidos por la falta de ingresos, sin recursos para pagar liquidaciones y sabiendo que las empresas no eran responsables de los despidos. Despedían personal sin saber si llegarían demandas en las que fueran tachados de culpables solo por perder ingresos.
Y a medida que esto ocurría, la autoridad desde el ministerio de trabajo de Colombia publicaba Decretos cada mañana generando más y más confusión, la ley del Trabajo o Código Sustantivo del trabajo, quedaba en suspenso.
Se firmaron acuerdos, conciliaciones, formas nuevas de relacionarse entre empleadores y trabajadores, buscando sobrevivir a la pandemia, pero no por sobrevivir en temas de salud, sino por el impacto de una economía cerrada y paralizada.
Los ganadores, que siempre los hay y los habrá en el juego económico sin importar el tamaño de la crisis, ganaron ingresos, pero tuvieron que invertir en adecuar sus productos o servicios a la pandemia.
Y como siempre, los seres humanos empezamos a adaptarnos a la crisis que debamos afrontar. Pero la depresión económica no ha terminado y los problemas laborales durarán mucho tiempo tras este período vivido pues vendrán disputas y demandas.
Además, porque el mundo laboral cambió, nuestra mentalidad frente al trabajo es otra y no daremos marcha atrás.